Por dónde empezar…
Quizás por el hecho de la mera existencia de esta película.
Transformers CUATRO. Ya hay cuatro de estas películas, y a cada cual más
estruendosa. Seamos sinceros: si no eres un fan de la destrucción masiva, del humor burdo y estúpido y de las chicas
guapas y florero, no sé por qué te molestas en leer esto. A no ser que seas un
hater.
Pero lo cierto es que el cambio de aires le ha sentado bien
a la saga. No soy el mayor despotricador de Shia LaBeouf, de hecho me gustaba
su papel en la saga, pero Whalberg consigue una presencia mucho más potente. El
resto de personajes dan un poco igual: la chica Nicola Peltz está muy buena y
eso es lo que cuenta, el novio Jack Reynor no molesta mucho, Kelsey Grammer y
Titus Welliver molan bastante como villanos, y siempre querremos a Stanley
Tucci, haga lo que haga.
Villanos, sí. Porque si no era suficiente con meter a dos
malos robots, también hay villanos humanos, y una complicada conspiración entre
humanos y humanos, humanos y robots, humanos y otros robots, humanos y otros robots muy cutres, humanos y
chinos, robots y robots y robots y dinosaurios. Todo lo que haga falta para
llenar los siete minutos extra que cada nueva secuela de Transformers mete para
poder presumir de la coletilla “bigger, better, stronger” en las promos.
Y aunque guión, personajes, acción, todo ha alcanzado una
notable madurez respecto a las primeras entrega, esta acumulación es lo que
puede matar a la saga. Uno pierde el hilo de todas las vueltas que da el guión,
las escenas de acción se hacen cansinas no por falta de espectacularidad, sino
por reiterativas. A la explosión número 113 uno ya se empieza a aburrir. Por lo
menos con hambre no deja.
De todas formas, voy a acabar defendiendo a Bay. A la peli
le han linchado a gusto, y honestamente, no lo entiendo. Coge la fórmula de la
saga, de dudosa calidad, sí, pero atractiva para una gran parte del público, y
la refina con tramas más coherentes, personajes más interesantes y acción mejor
rodada, hasta el punto de saturar al fan más acérrimo. O sea, que al final la
experiencia es agotadora, pero en gran parte porque Bay lo ha hecho tan “bien”
que no ha sabido donde parar. El que escribe es uno de esos fans que analizan
con lupa cada nuevo detalle que sale sobre la saga, así que quizás mi opinión
no sea extrapolable a la mayoría de público…
En definitiva: esta nueva entrega me ha molado. Es un soplo
de aire fresco en cuanto a personajes y trama que funciona la mayor parte del
tiempo, excepto por las incoherencias argumentales ENORMES típicas de estas
pelis, pero que las perdonamos porque suelen desembocar en explosiones enormes.
O en este caso, DINOBOTS. No tiene ABSOLUTAMENTE NINGÚN SENTIDO su aparición,
pero bueno, molan un montón. Salen poquito y solo al final, pero hacen
trastadas suficientes como saturar aún más el ya sobrecargado clímax final, y
dejar suculentas puertas abiertas para las secuelas. Si es que, en el fondo me
encuentro en un aprieto, porque como buen cineástico gafapasta, me veo obligado
a criticar el gigantesco despropósito que es este pajote de tres horas de
Michael Bay, pero por el otro, celebro cada coche que sale por los aires, igual
que lo hacía hace siete años un chavalín flipado con las explosiones que aun no
había visto The Dark Knight.
Mención aparte merece la propaganda China en esta película.
Sí, como lo oís. Con una presencia mínima del ejército en esta entrega (gracias
a Dios, ya no hace falta ganarse al público yankee), Bay va a por el Chino, con
planos súper random en medio de la batalla final de tropas Chinas movilizándose
y cazas dándose vueltas por el fondo, que no hacen nada, pero eh, qué majos los
Chinos ayudando a los buenos. Como en Iron Man 3, vamos. Que ni mejora ni
empeora a la película, pero no deja de ser curioso.